SENTIMIENTOS DE VACÍO Y NECESIDADES BÁSICAS
¿ Como definimos el vacío? ¿ A qué se refieren los pacientes cuando hablan de vacío?
Una de las hipótesis mas valiosas son las que sugieren Almaas (1987) y Trobe-Krishnananda
(1999). Almaas (1987), en el capítulo titulado “La teoría de los agujeros”, donde describen cómo se desarrollan agujeros energéticos en nuestro interior cuando de niño no se cubre una necesidad básica.
Un agujero es una sensación de vacío interior relacionada con algún aspecto de nuestro
ser que no ha sido alimentado y que, por lo tanto, no se ha desarrollado. Según Trobe Krishnananda (1999), dado que sentir esos agujeros es aterrador y molesto, dedicamos mucho
tiempo y energía en nuestra vida diaria en intentar llenarlos inconscientemente.
Así, gran parte de nuestro comportamiento va dirigido a hacer que los demás los colmen. Puede haber muchas razones por las que existen esos agujeros, muchas de ellas difíciles de explicar, pero probablemente estén directamente relacionadas con necesidades básicas que permanecen sin cubrir.
Aunque en realidad sólo hay un agujero interior, el autor realiza algunas distinciones
para ser más claro.
Las personas que no recibieron el apoyo necesario para averiguar quién son pueden desarrollar un agujero de apoyo.
Cuando no recibimos el reconocimiento que necesitábamos, tenemos un agujero de reconocimiento.
Además, podemos tener un agujero de autoestima cuando sentimos que no somos suficientemente buenos como personas o cuando no nos sentimos especiales o respetados.
En este último caso, estamos ávidos de alguien que nos confirme con la esperanza de poder colmar ese agujero. Podemos desarrollar agujeros relacionados con el hecho de ser perfeccionistas y autocríticos o de tener miedos profundos de supervivencia; también podemos tener agujeros relacionados con el hecho de sentirnos no deseados y abandonados o para recibir calidez, contacto y cercanía; en ese caso, nos volvemos dependientes de alguien para que nos lo aporte. También podemos tener un agujero relacionado con la confianza cuando sentimos que abrirnos y ser vulnerables nos expone al maltrato, al control o a la manipulación de otra persona.
La intensidad y los efectos de esos agujeros y el grado en el que pueden afectar al desarrollo y a la vida de una persona pueden depender de la manera específica en la que ésta sea capaz de abordar esa sensación. En algunos casos, esos agujeros crean una #codependencia en la que los individuos apartan continuamente a los demás al tiempo que desean cercanía. Nuestros agujeros crean una profunda ansiedad y nuestra vida se convierte en una obligación constante e inconsciente para colmarlos. Cada agujero crea de alguna manera una dependencia hacia el exterior, bien al desear que alguien o una situación lo colme, bien al evitar a una persona o una situación debido al agujero. Nuestros agujeros tienen un efecto potente en el tipo de personas y de situaciones a las que atraemos. Nos vemos obligados a crear situaciones que motiven a nuestros agujeros porque a menudo es la única manera de ser conscientes de su existencia. Así podemos aprender y desarrollar lo que falta. Necesitamos el desafío para crecer (Trobe Krishnananda, 1999).
Cuando no tenemos conciencia o no entendemos nuestros agujeros y la manera en la que afectan a nuestras vidas, sentimos naturalmente que algo en el exterior debe cambiar para ser felices.
Es una de las creencias fundamentales de lo que Trobe-Krishnananda denomina el
“niño emocional” –una experiencia interior del sí mismo, derivada de las heridas y las
experiencias negativas de la infancia de miedo, culpa, desconfianza y cubierto con un
comportamiento compulsivo. Por ejemplo, uno puede encontrarse repitiendo los mismos
patrones de relación dolorosos sin entender por qué; puede perderse en un comportamiento
adictivo, o sufrir accidentes o enfermedades recurrentes, o incluso sabotear su vida
repetidamente (Trobe-Krishnananda, 1999).
REACCIONES
Debido al vacío interior, cuando el individuo se identifica con el niño emocional, se expresa como necesitado. No es real, pero le hace creer que la vida o los demás tienen que colmar el agujero. La gente tiene que empezar a tratarle mejor o darle más reconocimiento, amor, espacio, atención, etcétera. Otra reacción es que los individuos intentan colmar los agujeros con cosas que les hacen sentir mejor como drogas, objetos o entretenimiento. Puede resultar muy difícil encontrar otras maneras de acabar con la incomodidad, el dolor, la ansiedad y el miedo que causan los agujeros, sin colmarlos desde el exterior. Uno puede darse cuenta de que los esfuerzos para colmar los agujeros desde el exterior nunca funcionan –solamente crean mayor frustración. Lo que sí funciona es empezar a entender nuestros agujeros –qué son, de dónde proceden y cómo podemos colmarlos.
LAS NECESIDADES BASICAS
Para ello, sería útil echar un vistazo a lo que el autor denomina “las necesidades básicas”.
Cuando somos niños, tenemos necesidades básicas (véase este artículo).
Cuando esas necesidades no son colmadas, podríamos vivir en un estado constante de privación.
La privación es el agujero interior que busca ser colmado.
Si bien su grado y tipos varían, todos compartimos de alguna manera una experiencia común de privación. Desde nuestra privación, proyectamos inconscientemente nuestras necesidades no cubiertas a nuestros seres queridos, a nuestros hijos, amigos cercanos y a las personas con las que trabajamos –de hecho, a todas las personas con las que nos relacionamos. Cuanto más estrecha sea la relación, más profunda es la proyección. La experiencia de estar privado de algo es universal y constituye un rito de paso importante. Normalmente empiezan en un estado de negación en el que ni siquiera son conscientes de que fueron privados de ciertas necesidades básicas ni de cómo ocurrió. Trobe Krishnananda (1999) destaca algunas de las necesidades básicas de las personas:
la necesidad de sentirse querido, especial y respetado;
la necesidad de que nuestras emociones, pensamientos y percepciones sean validadas
la necesidad de ser alentados para descubrir y explorar nuestras aptitudes y peculiaridades
exclusivas, sexualidad, recursos, creatividad, alegría, silencio y soledad;
la necesidad de sentirnos seguros, protegidos y apoyados; la necesidad de contacto físico con una presencia amorosa;
la necesidad de ser inspirados y motivados para aprender; la necesidad de saber lo que está bien, de cometer errores y aprender de ellos;
la necesidad de presenciar amor e intimidad; la necesidad de ser animados y apoyados poder separarse;
la necesidad de que nos establezcan límites firmes y cariñosos. De esta lista procede la privación de un individuo, y siempre está presente.
RELACIONES DE PAREJA
Es interesante observar que cuando uno empieza una relación con otra persona, muy a menudo se experimentan de manera inconsciente esas necesidades no
cubiertas. Cuando no hay consciencia, el individuo pasa automáticamente a uno de los cinco
patrones de comportamiento del niño emocional: reacción y control, expectativas y
merecimiento, compromiso, adicción y pensamiento mágico (Trobe-Krishnananda, 1999). Para
este autor el punto de partida para superar esos agujeros, y los sentimientos de vacío, es
reconocer cómo las personas intentan automáticamente colmarlos desde el exterior. Este
proceso de observar y entender libera energía para romper el comportamiento automático y
sólo estar con la sensación de vacío cuando se provoca. Esto significa sentirlo y dejarlo ser
sin intentar arreglar ni cambiar nada. El mindfulness, puede ser la estrategia central para desarrollar esta actitud no reactiva
Fuente : Capitulo 8 , Mindfulness y sensación de vacío Fabrizio Didonna y Yolanda Rosillo González en Manual Clínico de Mindfulness EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 2016
APA: Didonna F., Gonzalez Y.R. (2009) Mindfulness and Feelings of Emptiness. In: Didonna F. (eds) Clinical Handbook of Mindfulness. Springer, New York, NY. https://doi.org/10.1007/978-0-387-09593-6_9
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